jueves, 25 de marzo de 2010

...los caminos cortarán, pero la querencia cuando???

Con esa frase, en la película "Dos Tipos de Cuidado", se daba inicio a lo que sería una comedia de enredos, tal como lo ha sido la multicitada, cacheteada, traída y llevada reforma migratoria en Estados Unidos.


Inmigrantes latinos: en busca de un estatus legal

Las marchas van y vienen, los ciudadanos de origen latinoamericano se congregan cada vez más, y en años electorales (como el presente), los políticos republicanos y demócratas salen en masa a buscar el voto latino ofreciendo miles de cosas, desde una amnistía para los inmigrantes indocumentados, hasta posibilidades de regresar a sus países de origen sin que se les finquen cargos por violar las leyes de migración.
Lo que resulta cierto es que el sistema de migración, como el de los cuidados de salud y muchos otros, están totalmente obsoletos y no funcionan adecuadamente.
El latino, de los grupos minoritarios, es el que ha experimentado el mayor crecimiento en la última década,convirtiéndose desde hace algunos años en la primera minoría del país.
Además, el poderío económico del latino pareciera no tener fin. Cada vez más empresas están capacitando a sus vendedores a aprender español y las empresas han buscado tener presencia en medios hispanos como las cadenas Univisión y Telemundo con sus comerciales también en español.
Muchos legisladores y gobernadores han hecho giras a diferentes países latinoamericanos para buscar invertir en esos lugares, porque saben que parte del dinero que reciben los trabajadores de sus estados se van a América Latina para sus familiares.


El Voto Latino, un sueño acariciado por los inmigrantes

Sin embargo, en estas épocas de crisis, algunos sectores de la ultraderecha estadounidense ha aprovechado el descontento y la desconfianza surgidas por los grandes errores de sus corporaciones de vivienda y crediticias para azuzar a los paladines de lo puramente estadounidense (de risa loca, porque es un país fundado por inmigrantes) para buscar acabar con la migración ilegal, sin que ello se traduzca de inmediato en una reforma que es necesaria, que la misma sociedad pide a gritos y que los legisladores tienen muy, pero muy escasas intenciones de cumplir, porque tendrían que reconocer a muchos ciudadanos que todavía, hasta el día de hoy, son invisibles.
De acuerdo con cifras del 2000, había en Estados Unidos 35,3 millones de latinos en Estados Unidos. Sin embargo, se cree que aproximadamente la mitad de la población latina no contestó a las encuestas del censo, por temor a ser perseguidos y deportados.
Además, los líderes de las empresas agrícolas no tendrían mano de obra barata para poder competir con campesinos de otras latitudes del mundo. Los dueños de las plantas empacadoras no tendrían como mantener sus productos a precios competitivos si a los trabajadores les pagaran el salario mínimo oficial por hora, que en la actualidad es entre 7.75 y ocho dólares la hora.
Sin embargo, al mexicano y al inmigrante latino a duras penas le pagan cuatro dólares la hora (tómelo o déjelo) y siempre está expuesto a que cuando el patrón se canse de él, lo corra del trabajo sin darle una compensación y con amenaza de denunciarlo ante las autoridades.


Redadas de inmigrantes: la espada "justiciera" contra el inmigrante

Las redadas no han rendido fruto, pues pese a que se han realizado varias y muy sonadas en el país, siguen llegando trabajadores migrantes a hacer el trabajo que nadie quiere por el salario que nadie quiere.
La reforma de salud finalmente fue aprobada, a tirones, patadas y piquetes de ojos, al más puro estilo de la lucha libre mexicana.
Ahora convendría preguntarle a los legisladores y al presidente Barack Obama, quien afirmó durante su campaña que haría de la migración "un tema prioritario" de su gobierno, como preguntara Jorge Negrete en esa misma película: "¡Quiubo, Quiubo, ¿Cuando?!".