viernes, 9 de mayo de 2014

Reviven los mayas en el Palacio Nacional

Por: Alejandro González Muñoz.

Ni el pasado está tan lejano, ni el presente tan seguro....

Recientemente visité una de las grandes exposiciones que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) instaló en la Galería del Palacio Nacional, y que fue titulada Mayas: Relación de un Tiempo Sin Fin, la cual terminó su exhibición el 27 de abril.

 Allí, desde la entrada, pude atestiguar textiles, objetos de arte, y me regalaron una de las tardes más maravillosas que pude haber compartido con mi esposa y una amiga, al ver imágenes y obras de arte que no dejan de sorprenderme....

Relieve de un rey maya


La Cultura Maya se desplegó ante nuestros ojos y nos contó historias maravillosas de una cultura muy avanzada en las ciencias y en las artes, en la astronomía y en la medición del tiempo. Además, de las costumbres que se conservan hasta nuestros días y de los colores y modos de vestirse y de vivir su cultura, un verdadero orgullo nacional.

Máscara funeraria. Los mayas perfeccionaron el arte en varias formas.

Sin embargo, la seguridad fue extrema.

Durante el recorrido a través de sus cinco salas, una guía nos fue mostrando los motivos y las cosas que tenían que admirarse y celebrarse de esta magna exposición. Allí explicaron que los mayas, por ejemplo, no eran un pueblo bárbaro y sanguinario, como muchos han querido mostrarlo, sino una cultura profundamente religiosa y observadora de la naturaleza, enormemente avanzada en la ciencia y en la astronomía, y a la vez muy respetuosa del entorno que les rodeaba.

Sin embargo, el público actual no es nada respetuoso. Casi a cada paso, sonaba una alarma donde se nos pedía que no tomáramos fotografías con flash, que no tocáramos las piezas exhibidas con las manos, que no nos recargáramos en las urnas donde se exhibían los objetos, y finalmente, que no nos sentáramos en el suelo.

Los mayas, en cambio, fueron los primeros que utilizaron el concepto del número cero como una entidad carente de valor y su numeración vigesimal era más avanzada que la traída por los conquistadores españoles. Además, sus cálculos astronómicos siempre fueron muy exactos, tanto que en cada equinoccio de primavera podemos observar, en un juego de luces y sombras, el descenso simbólico de Kukulcán (Quetzalcóatl, para los pueblos del centro de México) en un costado de la pirámide de Chichen Itza, en Yucatán.

Igualmente resultan muy atractivas las figuras que fueron creando con sus manos y gracias a ello tenemos todo tipo de vasijas, figurillas, estelas, frisos y pinturas.


Incensario maya

La colección exhibió obras del Museo Nacional de Antropología y de museos de la región maya de México, así como de los museos Nacional de Arqueología y Etnología, Popol Vuh y Miraflores, de Guatemala. En el segundo semestre de 2014 viajará al Museo Quai Branly de París.

No se pierdan estas exposiciones, que siempre tienen algo nuevo qué mostrarnos y que en esta ocasión, no tuvieron costo para poderlas ver.