martes, 24 de febrero de 2009

Con la crisis hasta el cuello

Resulta particularmente doloroso para mí informarles de la bancarrota de dos imporantes periódicos en Estados Unidos en esta última semana, el Philadelphia Inquirer y el Philadelphia Daily News, que apenas hacía dos años y medio antes habían sido adquiridos por inversionistas de la región y les invirtieron más de 500 millones de dólares.


El Philadelphia Inquirer, uno de los dos periódicos en proceso de bancarrota

Otro que está también en esta precaria situación es el San Francisco Chronicle, cuyos dueños, de la Hearst Corp. anunciaron que ese diario tradicional será vendido o cerrado, si no pueden recortar sus gastos en los próximos meses. Para lograrlo, se planean grandes recortes de empleos y gastos (léase despidos y reducción de planillas y de otros beneficios) como último recurso para evitar la desaparición del medio, que ha reportado pérdidas durante años.
Dirán mis escasos lectores: ¿Y a él que le pueden importar los diarios en Estados Unidos? Pues resulta que mi trabajo es un pequeño fragmento de los diarios que forman la Asociación de Prensa para la que trabajo, así que la caída de alguno de nuestros miembros nos duele tanto como si nos arrancaran un trozo de piel.
La crisis económica, que ha afectado profundamente todos los ámbitos sociales, desde el costo diario de los alimentos hasta las limosnas, también ha tenido sus costos en la lectura de diarios, semanarios y revistas.
En el terreno de la lectura, la crisis es espeluznante... si antes los mexicanos no solíamos visitar librerías para comprar material de lectura, ahora o destinamos dinero a la lectura o a la diaria subsistencia... y como decían los personajes del Chapulín Colorado... oh, y ahora, ¿quien podrá ayudarnos? Ni el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ni ninguno de los genios financieros tienen la varita mágica o el secreto para resolver el problema.


¿¿Oh y ahora, quien podrá ayudarnos??
Estos menores ingresos, sumados al crecimiento estratosférico de los costos de los insumos en los medios (papel, luz, tintas, agua, café, etcétera) están llevando al traste a nuestras ruinosas economías de periodistas.
Si antes decían que para ser buen periodista era necesario tener hambre, ahora tener hambre ya no es requisito, pues todos la tenemos. Ahora resulta menester hallar nuevos medios de ingreso para poder subsistir en estas épocas de crisis, encontrar medios más inteligentes para hacer rendir lo que se tiene, economizar lo más posible y rogarle a Dios (y a los gurús de las economías mundiales) que se dejen de abusos, que impulsen el empleo y las inversiones de manera efectiva y que se descubran todos los trinquetes y se lleven a juicio a los tranzas que provocaron el derrumbe de la economía mundial.
Vamos, hasta el experto en la adquisición de empresas en problemas financieros, el mismísimo Carlos Slim, nos aconsejó prudencia y sapiencia para no gastar en estas épocas de vacas flacas. Sin embargo, sus bolsillos siguen estando muy robustos... tanto, que ya hasta invirtió para rescatar al diario New York Times por una cuantiosa suma. Habrá que preguntarle cómo le hace!!! ¿O no?

Carlos Slim, de magnate a Mesías de medios

jueves, 12 de febrero de 2009

Chismes, jeringas, pastillas y mucha pérdida de tiempo.

Un nuevo escándalo azota al béisbol de las Grandes Ligas, luego que Alex Rodríguez, considerado el mejor pelotero del deporte y además, el mejor pagado, al ser "descubierto" por una revista que había arrojado positivo en un control antidopaje cuando todavía no se aplicaban los exámenes de manera rutinaria y cuando no se había prohibido explícitamente el uso de sustancias que mejoran el rendimiento deportivo, se confesó ante la televisión que efectivamente lo había hecho cuando todavía era legal.


Alex Rodríguez, quien se vio obligado a confesar su dopaje

Pero ¿por qué alguien tan importante como Rodríguez, estando en su sano juicio, saldría a la televisión a decir "mea culpa" y buscar la exoneración de un público, que si bien en principio estaba feliz con la multiplicación de los batazos de jonrón, ahora está espantada por la manera de conseguirlos?

La respuesta es simple... dinero. Sí, el maldito dinero que todo corrompe y todo daña, luego que se diera a conocer apenas un nombre en una lista de 104 jugadores que arrojaron positivo por andar tomando sustancias que no eran exactamente suplementos vitamínicos o como dirían mis cuates dominicanos "plátano macho" para darle duro con la mandarria a la esférica.

Creo que Rodríguez, al saberse en la lista de descubiertos, preparó su estrategia de medios y se preparó psicológicamente para ser atacado a preguntas con respecto a su utilización de esas sustancias.

Lo malo fue la manera como se consiguió esa información. Sports Illustrated, la revista que dio a conocer el positivo de Rodríguez, no denunció a ningún otro pelotero de la lista, salvo a Rodríguez, lo que provocó que el beisbolista, que recientemente firmó un nuevo contrato multianual por más de 240 millones de dólares, lo convirtieron en el blanco del escarnio y obviamente en el objetivo de una campaña sucia de desprestigio que hará que se ponga una enorme interrogante para saber si contarán todas sus estadísticas de ese tiempo al concluir su carrera, y si será contemplado para ser incluido en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Además, lo que me parece más un típico caso de doble moral es que fue precisamente uno de los máximos "tramposos" del deporte quien primero hizo sonar las señales de alarma de lo que ha sido durante muchos años un secreto a voces.

El cubano José Canseco, quien fue el que tuvo la idea de denunciar el problema a través de un par de libros donde platicó de todo, ahora quiere volverse en redentor, cuando él gozó de todos los beneficios de estar bien dopado sin que nadie le dijera nada al respecto.


Canseco ¿de pelotero afamado a salvador del béisbol? lo dudo bastante.

Me parece injusto que individuos como Roger Clemens, el cubano Rafael Palmeiro, el dominicano Miguel Tejada, los jonroneros Mark McGwire, Barry Bonds y otros grandes del béisbol, no lleguen a ser considerados al Salón de la Fama sólo porque "hicieron trampa", cuando también los directivos cometen trampas corporativas al robarse a jovencitos de los campos de entrenamiento para llevarlos a equipos de ligas menores, y por una oportunidad de jugar en la Gran Carpa serían capaces de morir en el intento, mientras que ellos los explotan de una manera indignante.


Roger Clemens, otro nombre "filtrado" en el escándalo.

Además, para poder descubrir a los tramposos, tanto el Congreso, siempre una entidad retrógrada y llena de inquisidores que harían palidecer al mismísimo Fray Tomás de Torquemada, comenzó a investigar el asunto y presionó al comisionado Bud Selig para que nombrara una comisión investigadora.

Para hacer este "trabajito" se nombró a un político y legislador prominente: George Mitchell, quien utilizó evidencias obtenidas de todas partes: desde recibos de farmacias, registros de venta de fármacos, emplazamientos a confesar a los participantes so pena de enviarlos a la cárcel, presiones contra otras personas ajenas al béisbol, etcétera, y consiguió lo que todos esperaban: Nombres para señalar con dedo flamígeo a los culpables.


Mitchell, un moderno inquisidor que podría acabar con el béisbol.

Al salir los nombres, algunos de los peloteros activos que ya habían sido "invitados" a testificar ante el Congreso y que habían dicho que no habían consumido drogas para mejorar el rendimiento ahora enfrentan la persecusión por perjurio.

Durante ese proceso varios nombres "se filtraron", tal como ocurrió ahora con Alex Rodríguez, con el debido escándalo en los medios.

Esta entrada en mi blog desea, sin querer defender a nadie (porque los peloteros mismos están conscienten de que estuvo mal lo que hicieron) que nos dejemos de tarugadas y que una de dos... o hacemos un borrón y cuenta nueva, con una nueva clasificación que diga "estadísticas con esteroides" y "estadísticas sin esteroides", o desechamos los escándalos, que nunca han dejado nada a nadie.

Y ustedes, ¿que opinan?


El dopaje, el verdadero culpable del escándalo...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Vuelen los zapatos!!!

La modita que impuso Mountazer al Zaidi, el autor del fallido zapatazo a Bush, ha tomado auge de una manera inusitada, pues en varias partes se están repitiendo de manera cada vez más frecuente las protestas de este tipo.
Al Zaidi, un reportero chií de 29 años del canal de televisión Al Bagdadía, le lanzó sus zapatos al presidente Bush en una conferencia conjunta con el primer ministro de Irak, Nouri al Maliki, y le gritó "este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro", conjuntando en esa acción los insultos más fuertes que pueda recibir cualquier persona en el mundo árabe.

¡Este es un beso de despedida, perro!, dulces palabras para un pueblo iraquí sometido


El gesto de repudio le dio la vuelta al mundo y se convirtió en noticia de portada en muchos diarios del orbe, por la impopularidad del "agredido" (o debo decir agresor agredido) y por los males que le atrajo a ese pobre reportero su mala puntería.
Sin embargo, la demostración de agallas que tuvo al Zaidi ante el poder casi infinito que poseía en ese momento el taruguete de Jorge W. Arbusto, convirtieron al periodista televisivo en toda una celebridad y nos enseñó una forma novedosa para enfrentarnos a los abusos del poder.
Al Zaidi hizo de su lanzamiento de zapatos algo totalmente político: los zapatos los compró en Bagdad, de un proveedor local, para que quedara constancia que las babuchas de la capital iraquí también tienen su encanto.
Sin embargo, el acto se sigue repitiendo aquí, allá y acullá. Recién el lunes, un estudiante británico de la Universidad de Cambridge, le lanzó su zapatilla deportiva (supongo que fabricada en China) al primer ministro chino Wen Jiabao, quien se encontraba de visita por allá.
El zapatazo, que se quedó lejos de dar en el blanco, no causó tanto impacto ¿pero qué pasaría si la humanidad decidiera desprenderse de sus zapatillas de fabricación china para lanzárselas a los funcionarios chinos que lleguen de visita? Se podría decir que los decalabrarían con piedras de su mismo patio, como forma de repudio a sus políticas en el Tibet, por sus copias piratonas, o simplemente como rechazo a ese tipo de importaciones.


Para el chino, zapatazo chino...

Sin embargo, en nuestro México también podríamos hacer algo al respecto.
Después de escuchar los comentarios tan infortunados del ex presidente Vicente Fox que emitiera en días pasados, supongo que más de uno ya se fue a surtir de botas de víbora prieta, de atepocata o de otras tantas que se fabrican en nuestra sufrida plaza de León, Guanajuato, para que en alguno de estos días, nomás esperen a Don Chente y lo "saluden" con unos botazos, para que la cosa marche pareja... y aprenda a guardar silencio... o usted, ¿qué opina?


Unas botas bordadas... para el desagravio...