lunes, 7 de octubre de 2013

Más cornadas da el hambre, pero los derrotes de este Miura....

No, nunca he sido aficionado pleno a la fiesta brava. Sí me llama mucho la atención el colorido, el lenguaje pintoresco, la fusión y mezcla de tradiciones del campo bravo tanto de México como de España, Francia, Portugal y Colombia. Sin embargo, parafraseando el título de una novela escrita por don Luis Spota titulado "Más Cornadas da el Hambre", decidí regresar a las andadas de este blog. Una vez más, y por un problema grave de juicio, me veo engrosando las filas del desempleo, lo cual me ha generado todo tipo de emociones, sensaciones, histerias, tristezas, depresiones, esperanzas, y desesperaciones. Muchas veces dí por seguro y por sentado que el dinerito entraría a la cuenta, que bastaba con ir a trabajar unas cuantas horas a una empresa para asegurar mi sustento, y a veces miraba (no con cierta soberbia, debo reconocerlo) a las personas que hacen de todo para sobrevivir, pues consideraba que eso les había pasado por su mala fortuna o bien porque no se comprometían lo suficiente.
La fiesta brava tiene una cierta connotación con la vida, porque
más cornadas da el hambre
Hoy, que estoy en la misma situación, descubro que soy mucho más que un simple traductor de agencias, que un mero editor de noticias para América Latina, que puedo hacer algo más que ser un
texto servidor en toda la extensión de la palabra. Curiosamente, he recibido mucho apoyo de ex-alumnos,de amigos, y de personas de quienes menos esperaba el apoyo moral, la palmadita en la espalda, un poco de dinero y hasta consejos para emprender negocios que si bien no me sacarían de pobre, al menos me podrían ofrecer una ligera estabilidad. Otros amigos, al invitarme a sus proyectos, me ayudaron a descubrir el valor de saber negociar, de ser persistente, de nunca darte por vencido cuando estás cerrando una venta o un negocio. Además, mi recién descubierta cercanía con la Central de Abasto me ha convertido, si no en un experto, al menos en una persona consciente en el afamado programa de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) denominado
Quién es quién
en los precios. Siempre me quejé que no tenía tiempo para hacer algunos proyectos, para buscar otras oportunidades, para aprender nuevas cosas y para crecer tanto en el ámbito laboral y profesional, así como en el personal. Ahora tengo ese tiempo y ¡Vaya que las lecciones están de a peso!
Como dirían los clásicos, los Toros no son
Graciosa Huída, sino Apasionada Entrega
Hoy por hoy, cuando el hambre aprieta y el recurso monetario escasea, recuerdo todas estas lecciones que he ido aprendiendo a través de estos casi tres meses de no contar con un trabajo estable, de no tener la certidumbre de un salario y de ni siquiera tener la certeza si el día de mañana tendré comida en el refrigerador, si tendré ropa para vestir para buscar empleo, de tener un techo sobre mi cabeza, y entonces me doy cuenta que mientras estuve asalariado vivía más esclavizado que ahora, que gozo más a mi familia porque dejé de ser el gran ausente, que aprendí a disfrutar de las cosas pequeñas y gratuitas y a cuidar lo que que se me ha dado, pero esta vez por conciencia y no por codicia. Sólo le pido al Patrón del Universo que ya me mande el cambio de tercio, porque este condenado Miura cornivuelto, lucero, botinero y berrendo me está acomodando una verdadera paliza (eso sí no me enseñaron, a esquivar el bulto).
Bien dicen que
Es Más Bonito Ver los Toros Desde la Barrera que Capotearlos en el Corral
Estimado lector: Si le gustó esta entrada torera de este blog, no deje de recomendarla a sus amigos. Gracias.

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