miércoles, 13 de noviembre de 2013

El tiempo, el implacable, el que aún no pasó

Después de maldecir mil veces a esta tecnología que no puede terminar por ser totalmente portátil y después de extraviar este texto en seis ocasiones durante el día de hoy, retomo este esfuerzo de comunicación a través de mi blog, esperando que a usted, mi amable lector, le sea de su agrado.

Luego de intentar infructuosamente publicar este espacio desde mi teléfono celular, finalmente me tuve que rendir y terminar por hacerlo en la computadora, con un feroz robo de horas de sueño, pero ni modo... también de escribir se alimenta el espíritu. Sin embargo, el tema que abordo en esta madrugada es bastante mundano, por desgracia.
Estamos apenas a mediados de noviembre y veo con espanto y con los pelillos erizados de que los comerciantes, en una mezcla soez de desfachatada y desmedida ambición con una total indolencia por lo que realmente importa, han desdeñado un par de fiestas patrias.

Así, a ojo de buen cubero, uno podría decir: "Caray, ahora sí al profe Alejandro se le terminó de botar la canica", pero no. Y para muestra de ello, les doy ejemplos.


A las fiestas de Independencia les dieron la extremaunción

No se cumplía ni la primera semana de septiembre cuando en todos los comercios uno podía hallar todo lo referente al Halloween y a esas festividades de... FINALES DE OCTUBRE Y PRINCIPIOS DE NOVIEMBRE en los escaparates de las tiendas y pocos, realmente muy pocos atuendos mexicanos para nuestra fiesta más importante del año.

Ya ni se diga la escasez y la carestía de los productos necesarios para elaborar los platillos favoritos de las familias durante Fiestas Patrias, pero eso sí... abundaban las calabazas anaranjadas huecas, los dulces de todo tipo, los chicles, los adornos de calaveras, brujas, espantos... bueno, hasta Pan de Muerto hubo en septiembre... ¡¿y las fiestas de la Independencia, Apá?!

Una vez pasado el susto de Día de Muertos (ver Halloween, la noche de los que estamos brujas en este mismo blog) y los comerciantes arremeten nuevamente contra el calendario y contra nuestro tiempo y ganas de pasar el tiempo con la familia, con otra andanada de ofensivas mercadológicas y comerciales, pues al estar apenas en la segunda semana de noviembre,a más de un mes de Navidades, y sin decir ahí les va, nos están bombardeando con encendidos de árboles de Navidad por aquí, por allá, por acullá... y una vez más, los regalos, los asuntos mundanos, y hasta el gordito risueño decembrino ya lo desempolvaron para que nos entre el frenesí por las compras ahora que ya se sacaron primero el Buen Fin (de todos tus ahorros en cosas que no necesitas), El Teletón anticipado y recargado y después... todas esas ofertas que te guardan para fin de año pero que son más engañosas que las ofertas de transformación de algunos políticos.

¿Y las Adelitas, los sombrerudos zapatistas, los barbudos Carrancistas, los mancos Obregones y los Dorados de Villa, Amá, onde quedaron?



Ciertamente será el fin de tu ahorro y de tu economía antes de que llegue el final del año

Para colmo, se nos viene un fin de año complicado, con varias reformas políticas atoradas, sin suficiente dinero en el sistema para que todos tengan un poco y con el apetito desmedido de mercadólogos y comerciantes, vamos a tener una cuesta de enero casi imposible. Eso para quienes tienen el privilegio de contar con un empleo, pues los que no lo tenemos, vamos a estar "tantito pior".

No quiero ser aguafiestas ni "pregonero de la Hecatombe" (Carlos Salinas Dixit) pero más vale que nos moderemos ahora con toda esta sarta de tentaciones que nos enviarán los comerciantes para que gastemos nuestro dinero.

También, que no sean abusivos, nuestros héroes nacionales merecen más respeto y más festejo, no tanto ninguneo ni tanto comercio, por favor...

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